No hay que engañarse
Cito más a los nuevos proyectos. Con los experimentados normal. |
Hoy quiero hablarles de algo que me llama demasiado la atención en cuanto a los grupos de la escena nacional y redes sociales, en este caso Facebook y Twitter. ¿Por qué quiero hacer esto? Desde hace unos cuantos años me he conectado (y sigo haciéndolo poco a poco) con dicha realidad virtual y hay cosas que no me cuadran.
Lanzo algunas preguntas: ¿De que sirve tener cien mil seguidores en Facebook o en diversas redes y no poder exhibir lo tuyo en vivo? ¿Tantos likes para que al fin y al cabo a tu presentación solo vayan unos cuantos? Estas dudas y algunas más tienen una respuesta válida: Posicionamiento. Esta palabra que anda en boca de analistas web y Community Managers es una necesidad fundamental para que nuestros talentos rockeros puedan darse conocer más allá del territorio local. Hasta ahí todo bien.
Es correcto que los mismos integrantes tomen práctica de estas redes para acercarse a su fans y haters, como también el público nuevo que está dispuesto a sapear algo nuevo. Si es de su agrado, like ganado. Experiencia adquirida y aprendida. También está perfecto que se mantenga dicho ritmo constante con ellos, así lanzan la fotito el ensayo, tocadas, bloopers, un sin números de elementos. El feedback es muy importante. Eso lo sabe todo el mundo.
Aquí el nudo. No quiero ser pesimista, pero: ¿Por qué alardear de la cantidad de tus seguidores como si realmente fuera real? No es por desmerecer a la audiencia acumulada. A lo que voy es que no es dable que un grupo reciente o nuevo presuma de esto como si fuera genial, lo inalcanzable. Ojo, no voy a publicaciones indicando por ejemplo: "Pasamos los 1000 seguidores". Voy al hecho de tomar cada crecimiento como un verdadero motivo para seguirlos (no citaré nombres por no tener problemas), y además alimentar torpemente su ego. Esta palabra es la que termina jodiendo toda la obra, sea magna o insignificante, del artista o el colectivo de músicos.
La práctica de las redes con bandas consagradas es justificado, acertadamente justificado. Por tanto, con ellos no hay problema alguno. La permanencia a través de su legado se apoya muy bien, como es el caso de Libido que ya llega al millón de seguidores en Facebook. Voy de frente a esa pequeña y casi nula (menos mal) porción de músicos imberbes que consideran que la cantidad de likes, comentario, tuits, reproducciones o lo que sea, los pone a altura de los quienes tienen años en el campo. No es así.
Para terminar, el empleo de las herramientas virtuales ha generado muchas ventajas para diversos proyectos nuevos de la escena. Lo que no estoy de acuerdo es tomar a tus seguidores como un motivo de destaque sobre lo ya conocido. Invito pues a aquellos que pecan en ello puedan dedicarse más a producir competitivamente su material. Es necesario, muy necesario sacar un buen producto para que tu audiencia sea creíble y real.Y por último, a quienes hacen esto: no hay que engañarse. Hasta otra nota.